30/12/15

NIEVE CAPITULO 5

¡Queridos soñadores!

En nada se nos acaba el año 2015, y para despedirlo qué mejor forma que con otro fragmento de NIEVE.

Esa nieve que se está haciendo desear y que parece no tener ganas de llegar a nosotros por estos lugares. Esa nieve que parece sacada de un cuento apocalíptico, de otro Mundo...

Y entre pinceladas de esa NIEVE, Isabel del Río regresa para deleitarnos con esa mezcla de terror y magia poética que maneja a la perfección.

¡Espero que os guste, qué disfrutéís un montón de estos dos días que quedan, y que el 2016 venga repleto de nuevas palabras!

NIEVE 5. MIEDO



A veces no es tan buena idea enfrentarnos a nuestros miedos, pues éstos pueden devorarnos.

Si he de ser sincera, en mi fuero interno deseaba que nadie respondiera el mensaje. No me gustaban los extraños, a duras penas soportaba mucho tiempo a los conocidos, era un ser antisocial que necesitaba a los otros. Me entraba agobio sólo de pensar que alguien respondiera y me viera obligada a darle mi dirección o a salir de casa.

Mis peores temores se hicieron realidad en menos de media hora. Justo cuando ya empezaba a respirar tranquila, a pesar del frío que cada vez era más intenso, un mensajito entró en mi buzón. Me extrañó que no contestara públicamente, pero aun así o abrí: “Si necesitas ayuda estoy muy cerca, pero no vendré solo”.

El mensaje me dejó dubitativa. Cuando decía que no vendría solo, ¿a qué se refería exactamente? Por supuesto se refería a otros, pero eran conocidos suyos o quizá los mismos que habían escrito sus posts de auxilio. Espanté esa idea de mi mente, ya que muchos de ellos no estaban cerca ni por asomo. Me froté las manos en busca de calor y teclee mi respuesta: “Bien, seréis bien recibidos, traed todo lo que podáis para calentarnos, no tengo muchas mantas”.

Al momento me arrepentí. Iba a abrir mi puerta a unos desconocidos, ¿y si se aprovechaban de la debilidad que muchos estábamos demostrando durante esas horas para robar? Una imagen cruzó mi mente y la deseché, no quería pensar en eso ni por un segundo. Si venían con malas intenciones sólo robarían, me repetí como un mantra.

De pronto el timbre de la puerta arrasó con el silencio congelado y los aullidos del viento. Di un bote en el sofá y corrí hacia ella para ver quién había al otro lado. Un hombre de unos treinta con chaquetón largo negro, una anciana que tiritaba bajo una manta y dos niños ataviados con abrigos de montaña esperaban junto a la escalera.

—¿Qué desean? —pregunté sin apartarme de la mirilla.

El hombre se acercó hasta que pude ver claramente sus ojos de hielo.

—Tú nos has llamado, Beth.

Isabel del Río
Febrero 2012


Y por si queréis descubrir más...

Siguiente capítulo: ¡La dama de las nieves!

http://laodiseadelcuentista.blogspot.com.es/2012/02/nieve-06-la-dama-de-las-nieves.html


¡Un abrazo congelado!

23/12/15

NIEVE CAPITULO 4

¡Queridos soñadores!

En estas fechas tan señaladas, ahora que tenemos más tiempo para estar con la familia y para pasar el rato libre leyendo, os dejo con el capítulo número cuatro de la historia breve de Isabel del Río Sanz, en cuya lectura hemos estado inmersos durante semanas.

¿Ya habéis leído los capítulos en el blog? ¿Habéis tenido que ir más allá y leerla del tirón buscando en el blog personal de la autora? ¡Contadnos!

Para despistados sigo con un nuevo fragmento.

NIEVE 4. SOLOS



En la era de la comunicación estamos todos solos.

Llegado el mediodía ya no sabía qué más hacer para calentarme. Acurrucada en el sofá, con la estufa encendida, la manta eléctrica en los pies y cubierta con una manta y el edredón, veía como mi cuerpo perdía calor en forma de vapor blanquecino. Los cristales estaban empavonados y los chupiteles se formaban en el exterior. Las voces nerviosas de los niños que se habían librado de las clases por la nevada habían dado lugar al triste aullido del viento.

Decidí prepararme un té caliente y consultar la red en busca de alguien que pudiera dar explicación a lo que estaba pasando. Una vez instalada en mi nuevo centro de operaciones, encendí el portátil y busque la noticia por la red, así como foros donde se hablara de ella. La mayoría de la gente decía que pronto pasaría, que debía ser un frente frío, pero muchos otros hablaban de una situación catastrófica producida por el cambio climático. Ninguna de las dos opciones me satisfizo y continúe leyendo uno a uno los mensajes que habían entrado desde el día anterior con los primeros copos. Fue entonces cuando lo leí, un joven pedía auxilio por la red en varios posts, pero sus palabras fueron lo que me puso más nerviosa, “Es como si el frío estuviera vivo y devorara todo calor. Por favor, si hay alguien cerca, ayúdenme, ya no sé con qué calentarme”. El mensaje era de la mañana de la primera nevada.

Empujada por un pálpito continué buscando mensajes semejantes, y lo peor fue que los encontré, pero cada uno parecía más aberrante que el anterior. Una mujer que vivía cerca del puerto aseguraba que el mar se estaba congelando y que incluso la chimenea de su casa se apagaba cada vez que trataba de prender los leños; una muchacha decía que se había quedado atrapada en la universidad y que se había reunido con algunos profesores en la cafetería, donde todavía resistía el calor. Pero había algo en todas sus historias que me inquietaba sobre manera, quizá era algún tipo de paranoia colectiva provocada por el frío y la angustia, pero todos hacían alusión en sus últimos mensajes a seres queridos. Uno de ellos, el de un hombre que trabajaba en la seguridad de un hospital, decía “La he vuelto a ver, con el mismo gesto grave que la última vez. Creo que empiezo a delirar, mi hija continúa ahí afuera”.

Descolgué el teléfono y llamé a mi madre. A pesar de que nuestra relación había empeorado con los años hasta hacerse casi inexistente, en ese momento necesitaba saber que estaba bien. Cuando me dispuse a marcar el número, caí en la cuenta de que se había ido de vacaciones durante una semana para ver a los abuelos.

Desistí de llamar a nadie y volví al sofá para teclear en el muro un mensaje corto “Me estoy congelando y no tengo a nadie en la ciudad. ¿Hay alguien por aquí cerca?”.


Isabel del Río
Febrero 2012



Y me despido deseándoos: FELICES FIESTAS!!!! y agradables lecturas!!

Os dejo el enlace del siguiente capítulo:

http://laodiseadelcuentista.blogspot.com.es/2012/02/nieve-05-miedo.html

¡Un abrazo!

16/12/15

NIEVE CAPITULO 3

¡Queridos soñadores!

Desde las sombras de la noche y entre la espesa niebla nos llega un nuevo capítulo de la historia invernal de Isabel del Río Sanz. NIEVE.

¡Espero que os esté gustando!


NIEVE 03. UNA IMAGEN BLANCA




La realidad es aquello que queremos ver, no existen sólo blancos y negros en el horizonte.

Desperté de madrugada con el cielo aún oscuro, me había quedado dormida en el sofá mientras leía y ahora el cuello me mataba. Me dirigí a la cocina para prepararme un café, estaba atontada, pero no tenía sueño y quería aprovechar la mañana. Tosté un par de rebanadas de pan y me asomé a la ventana para ver amanecer. Entonces una mezcla de melancolía y horror se apoderó de mí al ver toda la ciudad cubierta de un espeso e inmaculado manto blanco. Nunca había visto algo así, ni siquiera en las pocas nevadas que habían cuajado décadas atrás la ciudad había adquirido una estampa parecida.

Encendí la televisión y busqué el canal de noticias 24h. Efectivamente, en el noticiario hablaron de la rareza del fenómeno de las nevadas, por lo visto no sólo la ciudad estaba cubierta de nieve, sino que la tormenta había llegado hasta las Islas donde el clima era benigno todo el año. En internet había comentarios de todo tipo y para todos los gustos, pero por algún motivo yo me sentía incómoda, no comprendía cómo los demás no se daban cuenta de que había algo espeluznante en la nieve que nos rodeaba.

De nuevo me asomé a la ventana para ver el mundo exterior, ese cuadro demasiado perfecto para ser real. En una ventana, edificios más allá, vi un rostro que también observaba la calle, pero su gesto estaba contraído, sus manos pegadas al cristal y, si me hubieran preguntado, habría jurado que estaba morado.

Isabel del Río
Febrero 2012




¿Qué os ha parecido?

Sí queréis descubrir más, en el enlace tenéis el siguiente capítulo ;-)

http://laodiseadelcuentista.blogspot.com.es/2012/02/nieve-04-solos.html

9/12/15

NIEVE CAPITULO 2

¡Queridos soñadores!

Hoy regreso con el capítulo 2 de la historia por entregas que Isabel del Río colgó en su blog hace ya bastante tiempo. ¡Espero que os esté gustando! Para mí fue y es una historia que me capturó desde la primera lectura, y que muestra muy bien lo que se esconde tras la mente de nuestra querida Isabel.

¡No seáis tímidos y contadnos algo, que esta esto muy silencioso! ¡Dejad algún comentario, que no mordemos! ¡Todavia!


NIEVE 02: MUERTE HELADA




Algunos dicen que el infierno debe estar congelado.

Cuando era niña odiaba la nieve, no era de esos críos que salen a toda prisa en cuanto ven caer el primer copo, yo me encerraba en mi habitación, a oscuras y rompía a llorar. No es que fuera una niña rara, sino que mi padre murió en una ventisca.

Recuerdo el día en que ocurrió. Mi padre nos había dejado semanas antes, yo culpaba a mi madre por su marcha y ella no hacía más que gimotear a escondidas sin comprender por qué lo había hecho. Aquella tarde salí de clase, me despedí de mis compañeros y busqué la merienda en las manos de mi madre, pero éstas permanecían vacías por mucho que yo esperase clavándole la mirada. Minutos después, cuando la entrada del colegio se había vaciado de padres y niños, ella habló. Sólo dijo cuatro palabras, las suficientes para destruir mi mundo infantil: “Tu padre ha muerto”. No pude comprenderlo, él se había marchado, pero iba a volver, o eso al menos pensaba yo. Ella se dio la vuelta sin un gesto de cariño ni palabras de consuelo, su rostro era completamente inexpresivo y su mirada estaba vacía. Alcancé a preguntar cómo, no sé muy bien por qué se me ocurrió, pero quizá necesitaba una explicación que me ayudara a entender las palabras de mi madre. “Congelado”, dijo ella sin volverse.

Pasaron años antes de que alguien me dijera realmente cómo había muerto mi padre. Durante una cena en familia, mi abuelo vio que el sentimiento de tristeza no terminaba de dejarnos ni a mi madre y ni a mí, y se me llevo a un lado. Según les había explicado el equipo de emergencias que había dado con mi padre, lo hallaron completamente helado dentro de la habitación que tenía alquilada. No encontraron explicación plausible, pero imaginaron que la tormenta de nieve de la noche anterior había tenido algo que ver.

Desde entonces esos copos blancos para mí vaticinaban el fin.

Isabel del Río
Febrero 2012



¿Qué os ha parecido?

Intrigante ¿verdad?

Por si queréis seguir leyendo ;-)

http://laodiseadelcuentista.blogspot.com.es/2012/02/nieve-03-una-imagen-blanca.html

¡Hasta la próxima semana!

2/12/15

NIEVE CAPÍTULO 1

¡Queridos soñadores!

Con la llegada del frío, el bajón de temperaturas y en algunos lugares: los primeros copos de nieve, he pensado que no había una mejor ocasión que esta para conocer, capítulo a capítulo, la historia de NIEVE de ISABEL DEL RÍO SANZ.

Sé que ya os he hablado de ella, y os dejé los enlaces al comienzo de este blog, pero creo que así no tendréis que andar buscando y podéis disfrutarla en lo que dura un café. A media mañana, a media tarde, al despertar, ¡cuando queráis!







Nieve 01

Todo empezó con la primera nevada.

Donde vivo el agua helada no es algo normal, en invierno puede hacer tanto calor como en otoño e incluso primavera, pero ese día nevó. Al salir de clase los niños estaban emocionados, se tiraban bolas de nieve sucia que recogían de los capós de los coches. Yo preferí dar un paseo con el frio abrazándome y los sentimientos de alegría y rabia de quienes se cruzaban conmigo. Para algunos el agua helada era como un regalo mágico caído del cielo, mientras que para otros no era más que un inconveniente, un problema que la naturaleza nos enviaba para complicarnos nuestras tareas diarias.

En aquel momento para mi nada tenía mucho sentido, había perdido el trabajo y mi mal humor y apatía habían ido en aumento hasta alejar a mis amigos. Ahora me sentía sola e inútil bajo la nieve. Giré por una de las calles laterales que hacían de aquella zona del barrio una especie de panal y choqué contra él. Sólo me disculpé y continué mi camino sin rumbo, ni siquiera me fijé en su rostro, quizá si lo hubiera hecho todo lo que vino después se podría haber evitado.




Por si queréis seguir leyendo y no podéis esperar al siguiente Miércoles, recordad que tenéis todos los capítulos en su web y aquí la parte dos en su blog. Tan solo es seguir el orden.

¡Feliz lectura!

¡Un abrazo sombrío!