20/4/16

NIEVE CAPITULO 18 y FIRMAS de ISABEL DEL RÍO

¡Queridos dreamers!

Un nuevo capítulo de Nieve de Isabel del Río, en su casi recta final... Quedan apenas cuatro fragmentos, y este es más corto de lo habitual.

¿Existirán los ángeles?

De carne y hueso, de hielo, de alas blancas, de alas negras...

Vosotros ¿qué opináis?

NIEVE 18: ÁNGEL DE HIELO




En cuanto puse un pie en el rellano sentí un alivio inmediato. El aire era más ligero y limpio, el frío restauraba mi piel, o más bien la cambiaba, pues a cada segundo que pasaba me alejaba más de la Bethannie que un día fui.

Él iba completamente cubierto, aunque eso no le salvó de recibir una fuerte sacudida cuando empezamos a bajar las escaleras. Max temblaba de pies a cabeza de tal forma que todo su cuerpo se convulsionaba. Temía que no llegáramos siquiera a la calle. Quizá yo no lo percibía, pero el frío que nos rodeaba empezaba a ser imposible para cualquier forma de vida que hubiera conocido en el pasado.

Le observé a través de su expresión física, de sus movimientos, y comprendí que iba a perder el conocimiento. Su organismo exhudaba vapor, tratando de conservar el poco calor que quedaba en él, y eso le estaba llevando al límite. Tomé sus manos cubiertas por dos pares de guantes de nieve y lo atraje hacia mí. Sentí su cuerpo frágil y quebradizo entre mis brazos, contra mí pecho. Estuve tentada de apretarlo de tal forma que se partiera en dos y así beberlo, comerlo, saciar lo que mis tripas pedían retorciéndose en mi interior, pero entonces Max respiró profundamente y murmuró algo. Debía estar inconsciente porque repetía una frase inconexa tras otra y el pasamontañas que cubría su rostro empezó a humedecerse por sus lágrimas.

Suspiré aliviada al comprender que no podría hacerle daño a pesar del hambre que sentía. Por algún motivo, Max despertaba en mí sentimientos que creía muertos.

Me concentré y sentí como una nueva burbuja me rodeaba, nos rodeaba, y lentamente él dejó de temblar, su corazón recuperó el ritmo, sus dientes ya no castañeaban y relajó los músculos.

Cedí y me dejé caer sobre las baldosas grises de la escalera. Abracé a Max y lo acuné con dulzura. Cuando abrió los ojos no sé qué pudo ver, pero alzó una de sus manos enguantadas y posándola en mi mejilla dijo:

—Eres un ángel, ¿verdad? Es eso.




Para los que quieran seguir leyendo, bien el próximo capítulo o hasta el final de esta historia, os dejo el enlace al blog. Tan solo tenéis que buscar la etiqueta #Nieve

http://laodiseadelcuentista.blogspot.com.es/2013/01/nieve-19-pasos-blancos.html


Y para los afortunados que estén cerca de Barcelona y Valencia por Sant Jordi y fechas siguientes, aquí os dejo la entrada del blog personal de la autora, en la que nos cuenta los horarios de sus firmas. Así que si tenéi suerte de encotraros con ella, ¡contadme! ¿eh?

http://laodiseadelcuentista.blogspot.com.es/2016/04/primavera-de-firmas.html

¡Es un amor!

¡Un abrazo sombrío y lluvioso!

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